Duerme, que viene el coco

domingo, 14 de mayo de 2017

Malditas mujeres

Con este post no pretendo crear controversia, ni es mi intención hacer alarde de un feminismo exacerbado. Simplemente quiero exponer unos hechos que ponen de relieve la indefensión de las mujeres ante la falta de escrúpulos de aquellos que persiguen un interés lucrativo o sencillamente, venganza. Esta actitud ante las féminas no es exclusiva de los varones. Aún hoy día, camuflada por la hipocresía, nos encontramos con comportamientos que perjudican a las mujeres llevados a cabo por personas de género afín. No creo que sea necesario que me remonte a la culpabilidad de Eva por hacer que nos expulsaran del Paraíso. La misma Juana de Arco fue quemada por bruja por los ingleses, habiéndole dado la espalda su adorado Carlos VII, temeroso quizás de que el empuje y arrojo de la joven doncella, cuyas "voces" oídas tenían un marcado carácter político, lograran hacer mella en su poder y le arrebataran influencia. No fue, por desgracia, la única en morir en la hoguera acusada de bruja, de pactar con el demonio. La acompañarían miles de mujeres por toda Europa y parte de América. Muchas de ellas fueron acusadas por vecinas que codiciaban propiedades, o simplemente por envidias y otras rencillas, además de comportamientos que eran considerados extraños, y por tanto, demoníacos. La Inquisición fue finalmente abolida en 1.834. Atrás se quedaron las acusaciones falsas que podían acabar con la vida de una persona, generalmente una mujer, aunque bien es cierto que muchos brujos y hechiceros también sucumbieron y sus cenizas fueron esparcidas por los caminos para que fueran pisoteadas. No obstante, a la mujer se le siguió castigando cuando su proceder no era el adecuado. Si no se avenía a ciertas normas sociales, podía acabar en una manicomio, encerrada de por vida, con la mediación de la propia familia. ¿Realmente actuaban preocupados por su salud mental? No fue así en el caso de Juana Sagrera, una respetable burguesa valenciana, que fue recluida en un psiquiátrico, obra de los engaños realizados por su marido y los propios hermanos de la dama. ¿Motivos? La actitud inconveniente de ella, pues anhelaba ser libre e independiente. ¿Motivos reales? Quizás la sustanciosa dote que el marido podría administrar a conveniencia... En Francia, por ejemplo, se consideraban comportamientos femeninos desviados el interés por el activismo político o una actividad sexual desbocada. Voy a pasar de puntillas sobre la llamada violencia de género, pues es un tema por desgracia bastante conocido, y del que no son necesarias amplias explicaciones. Este delito, recientemente castigado tras años en el que las víctimas callaban, no sólo por miedo, sino también por vergüenza, ha sido justificado, para mi consternación y bochorno, por otras mujeres. He sido testigo de cómo se disculpaba esa violencia porque es que "Fulanito la quiere mucho, y se pone celoso". Malditas, malditas mujeres, malditas todas. No olviden que, durante el período menstrual, no podemos hacer salsa mahonesa bajo el riesgo de que se "corte", ni tocar una planta, porque se marchita. ¡Mujeres!

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